1. El síndrome del oso panda (2)


    Data: 22/09/2019, Categorie: Sesso di Gruppo Autore: Vero_y_Dany, Fonte: xHamster

    ... —respondió recorriendo con la vista las rotundas formas de la mujer.
    
    Y es que, como dice el refrán, “siempre hay un roto para un descosido”. Después me contó que se la tiró esa misma noche y varias otras más, y estaba encantado de la vida.
    
    Sin ánimo de ofender, a mí me gustan más delgadas.
    
    Esa noche, en mi acostumbrada llamada telefónica a Vero, le pregunté por su ausencia del día anterior, y me dijo que “había cenado con unas amigas”, sin más detalles. Me pareció que “sonaba” un tanto seca y evasiva, pero cuando nos despedimos volvió a su tono de voz habitual, cuando me dijo lo que me haría si estuviera con ella en la cama. No le di más importancia, y me quedé dormido inmediatamente.
    
    Pero con quién soñé esa noche fue con Caitlyn, desnuda entre mis brazos.
    
    El viernes, las clases terminaron a mediodía. No estaba programada comida en el hotel, porque muchos de los norteamericanos asistentes se iban a sus casas a pasar el week end. Eso tenían planeado John y Andrew, que de hecho dormían con sus familias todos los días. De manera que me resigné al trío formado por Caitlyn, Albert y yo.
    
    Pero cuando salíamos de clase, Albert nos dijo que su casa de Canadá estaba a solo “unas horas” de Nueva York, que ya tenía el billete de autobús, y que se iba inmediatamente.
    
    De manera que me quedé solo con Caitlyn.
    
    Ya tenía ganas de una comida como Dios manda, y un compañero me había hablado de un restaurante español en la calle 19, de manera que invité a ...
    ... Caitlyn.
    
    Bueno, digamos que hacen una interpretación libre de la comida española, pero a mi irlandesa le encantaron el pan con tomate y jamón, y las demás viandas pretendida o realmente celtibéricas. E hizo de buen grado los honores a una botella de Rioja, que me costó casi tanto como el resto de la comida.
    
    Vuelta al hotel a cambiarnos. Yo sustituí mi traje formal por tejanos, sudadera y un chaquetón, además de zapatos cómodos sin cordones. Caitlyn me imitó. En su caso, eligió unos pantalones de franela, otro jersey de cuello alto, y una parka.
    
    Pasamos el resto de la tarde en Central Park, simplemente mirando a la gente y hablando. Estaba casada (glup) y como Vero y yo, no tenía hijos. Su marido era ingeniero informático, y trabajaba en Belfast, a cuya delegación de la multinacional para la que ambos trabajábamos pertenecía ella. Le gustaba navegar (su marido era propietario de un velero de 10 metros) aunque las aguas cercanas a Irlanda no eran demasiado propicias para la navegación deportiva, sobre todo en invierno.
    
    Le hablé de Vero, aunque, como ella había hecho con Ian, su marido, no me detuve demasiado en el tema. Se empeñó en que le mostrara una foto suya, (lo que hube de hacer un tanto a regañadientes) Después le describí cómo era el Mediterráneo en verano, le hablé de sus aguas, no grises, sino del color de sus ojos, del placer de dormir la siesta después de una buena comida, de la fiesta sin fin de las ciudades turísticas del sur…
    
    Le dije que yo también tenía planeado ...
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