1. El síndrome del oso panda (2)


    Data: 22/09/2019, Categorie: Sesso di Gruppo Autore: Vero_y_Dany, Fonte: xHamster

    ... sobre mis labios.
    
    —Que es posible que no volvamos a vernos… —dijo ella.
    
    Le cerré la boca con los labios, y luego continué.
    
    —Pero que aún queda una semana, y podemos considerar este tiempo como un periodo de vacaciones de nuestra vida diaria, y no perder de vista al ave de paso de tu galleta de la suerte, hasta que se pierda en el horizonte. Y que luego recordaremos de vez en cuando, con un poco de nostalgia, el elegante vuelo del pájaro que vimos pasar una vez.
    
    Ahora fue ella la que puso sus manos en mi nuca, y me besó con pasión.
    
    Ella no había cenado, pero no quiso vestirse ni ir a ninguna parte, de manera que arrasó con las galletitas saladas y los peanuts del minibar, regados por uno de los dos minis de champagne que encontramos.
    
    Y todo el tiempo se mantuvo desnuda ante mi vista, sin pretender en ningún momento cubrirse con la sábana al abandonar la cama, como hacen las actrices en las películas. Se comportaba con la misma naturalidad que si hubiera estado vestida.
    
    Nos duchamos juntos, utilizando el pretexto de enjabonarnos mutuamente como un medio de recorrer cada recoveco y cada pliegue de nuestros cuerpos.
    
    De rodillas ante ella, le conseguí un nuevo orgasmo con la boca. Una vez apaciguada momentáneamente, llenó la bañera, en la que vertió la totalidad del frasco de sales de baño cortesía del hotel, y me pidió que trajera el otro mini de champagne y las copas.
    
    Bebimos el líquido burbujeante sumergidos en el agua perfumada. Luego se las apañó ...
    ... para masturbarme utilizando solo los pies, consiguiendo que mi pene despertara de nuevo.
    
    Cuando el agua se enfrió, nos secamos mutuamente, y nos fuimos de nuevo a la cama. Ella extendió una toalla de baño, y me pidió que me tumbara encima de la felpa. Vertió sobre mi vientre la mayor parte del contenido del frasquito de aceite corporal, también cortesía del hotel, y le extendió por mi erección y mis muslos. Se sentó sobre mis ingles, e inició un enloquecedor movimiento arriba y abajo, haciendo deslizar su vulva sobre mi pene resbaladizo, con las manos en mis hombros. Y yo no perdí ocasión de acariciar sus pechos, o recorrer con mis manos todas las partes de su cuerpo que me eran accesibles en aquella postura.
    
    Tiempo después de que sus movimientos sobre mi cuerpo consiguieran devolverme la erección, la penetré nuevamente, y en esa ocasión, todo fue suave y tranquilo, hasta que en un momento dado la invadió de nuevo uno de sus orgasmos. Su cuerpo convulsionó sobre el mío, arrancándome una nueva eyaculación. Finalmente, sus contracciones se disiparon, tras muchos segundos en los que ambos nos mantuvimos en la meseta de nuestro placer.
    
    Hubimos de meternos de nuevo en la ducha. Después nos introdujimos entre las sábanas, y estuvimos abrazados hasta que ella se quedó dormida. Solo entonces me abandoné yo también a un sueño reparador, sin pesadillas ni remordimientos.
    
    Pasamos casi todo el domingo en la cama, de la que únicamente salíamos para comer rápidamente algo en la ...