LA cala pequeña - Racconti Erotici

LA cala pequeña

... para luego tomar de su bolso de playa una toallita y limpiarse ella. El señor se quedó relajadito, y se puso a dormir como un bebé.

Mientras tanto la pareja se había levantado y se fueron corriendo al agua, entre risas, bromas, pellizcos y carantoñas.

El momento me había excitado y yo estaba empalmado tumbado sobre la toalla.

La madura se acercó a mí con sus caídos senos desnudos, sus pezones eran enormes y estaban erectos.

-Siempre se corre a las primeras de cambio y luego ya no hay nada para mí, me quedo con las ganas.

-Pues no se la mames, y así te llega a casa enterito y allí te da lo tuyo.-dije yo.

-Pero así me puedo divertir aquí, no suelen faltar voluntarios dispuestos a darme placer. Tu mismo estás excitado, el bulto del bañador te delata.

Me sonrojé, pero le dije: -Si verte hacer la mamada me ha calentado.

-Pues te voy a bajar la hinchazón. Sin más se quitó la braga del bikini y se subió sobre mí. Con una mano me bajo el bañador hasta las rodillas y se puso a cabalgarme deslizando su chocho contra mi polla de arriba-abajo sin metérsela, haciendo que la punta de mi pene se frotase contra su clítoris, continuó con su frotamiento mientras yo acariciaba esos grandes senos y me deleitaba con sus erguidos pezones, pellizcándolos .

Se inclinó sobre mí, poniéndome las tetas en la cara, momento que aproveché para meter mi polla en su húmeda vagina de un golpe, mientras mis labios succionaban sus pezones,

La penetración la pilló por sorpresa, ...

... pero se puso a cabalgarme con frenesí.

Hasta que ella se corrió, yo aún no estaba listo, así que sin salirme de su coño, giramos hacia el lateral cambiando de posición ahora yo estaba arriba y ella abajo. Continué follándomela a mi ritmo frenético, el sudor recorría mi espalda y mi bajaba por mi frente. Al notar que me iba a correr le di un último empujón y retiré mi polla a tiempo de derramar todo mi semen sobres sus tetas.

Con las manos extendió la crema sobre aquellos sabrosos senos.

Me quede tumbado boca arriba en la toalla, mi amante madura se tumbo de nuevo sobre mi restregándome con sus senos y con los restos de esperma que quedaban sobre los mismos.

-Ahora tenemos que darnos un baño en el mar los dos.-dijo al tiempo de levantarse y tirar de mi mano para que me incorporase y la siguiese hasta el agua. Me condujo hacia el parte derecha de la cala, que quedaba un poco más oculta.

Allí vimos a la joven pareja que estaban follando ella apoyada contra una gran roca a cuatro patas mientras su marido la estaba penetrando desde atrás, con movimientos suaves pero intensos, a cada envestida del macho la mujer lanzaba un profundo suspiro.

Mi madura me sujetó por la picha, que estaba creciendo por momentos y tiró de mí hasta llegar al lado de la pareja, casi pegados y sin más con la mano libre comenzó a tocarle los pechos a la mujer y a besarla.

-Te lo cambio.

-Vale.

Sin más palabras el marido se salió del coño y la madura tiró de mí y de mi pene hasta ...